La cuarentena nos ha traído a varios el desafío de abrirnos a lo nuevo, aprender a teletrabajar, participar en clases virtuales, hacer tareas e inventar actividades, rutinas y juegos para los hij@s; o aprender a darnos el tiempo para jugar con ell@s y sumergirnos en su mundo. También, tiempo para leer un libro, ordenar la casa, tiempo para relajarse y no ordenar o no hacerlo por el cansancio. Tiempo que para algunos ha sido un atre-verse, mirarse en lo más profundo, reflexionar acerca de sus prioridades, de esos proyectos abandonados, de los sueños por cumplir, del abandono de si mism@, o para mirar lo caminado, para valorar lo construido, los pasos dados y agradecer los retrocedidos, para encontrarse en el espejo del baño y en el reflejo del otro, tiempo para el autocuidado, para retejer vínculos y formas nuevas de relacionarse, tiempo para crear y soltar, también para perdonar e integrar. Sin duda estamos experimentando lo nuevo, eso que deseamos muchas veces tener, tiempo para estar en casa, con la familia, tiempo para un@ mism@, pero que hoy confunde, inquieta y complica a varios. Pues, cada vez que experimentamos algo nuevo se plantea un desafío, que en este contexto de cuarentena puede aparecer como un fantasma y nos sentimos vulnerables, nuestra personalidad busca referentes vivenciales internos para encontrar las herramientas o habilidades más adecuadas para adaptarse a la nueva situación, acudiendo a respuestas ya conocidas y muchas veces obsoletas, dañinas o limitantes, como lo son la ira, el miedo, la intolerancia, el deseo de control, la ansiedad y otras tantas que guían el actuar. Pero si nos atrevemos y nos entregamos a la experiencia de "lo nuevo" dejando aparecer algo nuevo en nosotros, ¿y si esta vez hacemos algo diferente desafiándonos a nosotros mismos? Romper estructuras, creencias, patrones de conducta, rutinas o hábitos, empezando con algo simple y alcanzable, poco a poco....Entonces, si lo hacemos estaremos creando una nueva realidad, crearemos otras causas y efectos, y a nivel biológico estaremos creando nuevas conexiones neuronales que significan nuevas rutas para vivir nuestra vida, nuevos caminos emocionales y mapas mentales que amplían el repertorio de experiencias y facilitan que podamos responder a los acontecimientos más creativamente, saliendo del comportamiento mecánico, y así vamos ganando flexibilidad e integración del ser, y vamos teniendo mayor tolerancia al caos y resiliencia en las crisis. ¿Te atreves a experimentar? En este contexto, la innovación personal es clave, esa capacidad biológica, mental y energética que tenemos los seres humanos para transformarnos a nosotr@s mism@s. Para guiarnos hacia el propio potencial en coherencia con nuestra esencia. En definitiva la innovación personal es trascenderte a si mism@.

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